Por siempre curiosidad, a un diabético puede ser que le
interese saber cuántas personas hay con igual trastorno en su localidad, en su país
o en el mundo entero. Por razón de oficio, el conocimiento de la frecuencia y
auge de la diabetes tiene que ser, para un médico, un motivo que le incite a su
estudio y un impulso que le lleve al descubrimiento precoz de los casos
recientes, asintomáticos o ignorados.
Para las autoridades sanitarias, la epidemiologia de la
diabetes constituye un problema preocupante que, por sus implicaciones médicas,
sociales y laborales, en un próximo futuro quizá revista caracteres de suma
gravedad.
La frecuencia de la
diabetes
Es muy difícil indicar la frecuencia exacta con que se da la
diabetes. En primer lugar, no se trata de una enfermedad infectocontagiosa, por
lo que su declaración no es obligatoria. En segundo lugar, muchos diabéticos adoptan
una actitud de falso pudor y, como si de una <<enfermedad secreta>>
se tratara, procuran mantenerla escondida y no revelarla a nadie, y menos aún a
las personas que pretenden hacer alguna encuesta estadística.
Muchos estudios
que se han intentado, efectuando análisis en grupos de población, han tropezado
con la resistencia pasiva o activa a dejarse extraer sangre o a la
recogida de muestras de orina. Por otro
lado, admitiendo como veraces los resultados de las encuestas y las revisiones,
topamos con el inconveniente de que solo son aplicables a un grupo concreto de población,
por ejemplo, obreros de una fábrica, alumnos de una escuela o empleados de un
gran almacén, sin dar idea de su frecuencia en todas las edades, en ambos sexos
y en diversas condiciones sociales.
Únicamente por la estimación de datos dispersos podremos
llegar a tener una idea bastante aproximada de la magnitud del problema.
Por su simplicidad, los análisis de la orina son los que más
se han empleado para la detección de las diabetes latentes o ignoradas. Los médicos
de las compañías de seguro de vida indican que hay un...